1. Las bicis no son sólo para el verano

El invierno es el momento perfecto para realizar excursiones en bicicleta por la isla. Lo que más se aprecia, en comparación con los meses estivales, es la escasez de tráfico. Si a eso le añadimos las suaves temperaturas que predominan en invierno y su propia geografía sin grandes desniveles (salvo en la Mola), Formentera se convierte en un destino perfecto para hacer cicloturismo.

2. Una isla para caminar

En Formentera existen 32 rutas verdes catalogadas  que se pueden disfrutar durante todo el año. Estas rutas nos llevarán por los lugares más emblemáticos de la isla pero también, por aquellas zonas menos turísticas que quedan escondidas de los principales circuitos turísticos estivales. El invierno es momento perfecto para recorrer estos caminos y descubrir los rincones que todavía no conoces de Formentera!

3. Conoce su historia

¿Sabías que en Formentera se encuentran los yacimientos arqueológicos más antiguos de las Pitiusas? En esta pequeña isla se conservan un conjunto de yacimientos arqueológicos a través de los cuales hemos podido conocer su historia desde la Edad de Bronce. La investigación arqueológica en esta pequeña isla está en auge, actualmente se desarrollan proyectos destinados a conocer las primeras poblaciones de Formentera o a estudiar su patrimonio cultural subacuático.

4. Un paraíso natural al alcance de la mano

El entorno natural de la isla de Formentera es uno de los principales atractivos que hace de esta pequeña isla, uno de los destinos turísticos más codiciados en el Mediterráneo. El parque natural de ses Salines forma parte del conjunto declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001, un lugar lleno de vida que recorre la costa norte de la isla. En invierno el acceso a todo el parque es gratuito y está habilitado para acceder en cualquier medio de transporte, aunque nosotros os recomendamos que lo visitéis en bici o andando para disfrutar de cada detalle del parque.

5. Las mejores playas del Mediterráneo…también en invierno

Que la playa es sólo para el verano es otro de los tópicos que hay que desterrar. De enero son conocidas sus «calmas», un momento en el que el viento disminuye tanto (menos de 1km/h) que las aguas del Mediterráneo se quedan como un plato. En esta época se respira tranquilidad en toda la isla y sus playas desiertas son el lugar perfecto para ir a pasar una mañana y cargar las pilas de cara al nuevo año.