El faro de la Mola es uno de esos lugares de obligada visita si viajas a Formentera.

Construído en 1861, se eleva hasta los 142 m por encima del nivel mar, dominando el sur de la isla y alcanzando la luz que emite las 23 millas náuticas (casi 43km para los que sean de secano).

La belleza y espectacularidad del entorno en el que se encuentra ha hecho, que el Faro de la Mola se convierta en uno de los elementos más icónicos de Formentera.  Los acantilados que lo rodean, permiten disfrutar a los visitantes de una panorámica del Mediterráneo sin igual.

Hay varias maneras de llegar al Faro de la Mola, la más sencilla es a través de la carretera PM-820, por la que podréis acceder con vuestro vehículo sin ningún problema. Sin embargo hay otras formas de disfrutar el camino hasta este monumento. Os recomendamos 2 opciones:

Si lo que buscáis es un paseo agradable desde el Pilar de la Mola hasta el Faro, podéis optar por recorrer la ruta 29 del catálogo de rutas verdes del Consell Insular de Formentera. Por ella disfrutaremos del entorno rural que caracteriza esta parte de la isla, por un camino flanqueado por muros de piedra seca y casas de arquitectura típica pagesa.

La otra opción, para aquellas personas que busquen una excursión para conocer en profundidad el Pla de la Mola. Se trata de la ruta más larga de las 32 de las que consta el circuito de rutas verdes. Tiene 12 km y recorre toda la meseta de la Mola, siendo el punto de inicio y final el núcleo urbano del Pilar de la Mola. En este paseo tendréis oportunidad de pasar por alguno de los lugares más característicos de esta zona de Formentera como, la iglesia de la Virgen del Pilar, el Molí Vell, las bodega Terramoll, el mercado artesanal de la Mola (abierto de mayo a octubre) y, por supuesto, el Faro de la Mola.