El paisaje de Formentera destaca por sus playas y acantilados con vistas a un mar cristalino de aguas turquesas que cada año acogen a miles de turistas. Sin embargo, en el camino hasta llegar a estos lugares paradisíacos hay un elemento que se repite a por toda la isla: las higueras.

Este árbol típicamente mediterráneo, adquiere una particularidad en la isla. Y es que mientras en otros lugares crece en vertical, en Formentera es tradición entrelazar las ramas de la higuera para conseguir que crezca en horizontal. Así se consigue por un lado, una mayor accesibilidad al fruto y, por otro lado, una sombra donde resguardarse del duro sol del verano.

Para evitar que las ramas se rindan a la fuerza de la gravedad y se desplomen en el suelo, se apuntalan con una serie de estalons de 1 metro aproximadamente, que evitan su caída.

La higuera más grande de Formentera es conocida como na Blanca d’en Mestre y se encuentra en el camí vell de la Mola, pasada la carretera de Es Ca Marí. Sus ramas cubren un espacio de unos 300 o 350 metros cuadrados y se encuentra incluída en el Catálogo Balear de Árboles Singulares de 1993.

En esta época del año se realiza la recogida del higo, que se sigue tratando de la forma tradicional. Una vez recogido, se corta por la mitad, se abre y se deja secar al sol durante 2 o 3 días. Pasado ese tiempo se guardan en un cubo o un cajón de madera con hinojo, frigola y hoja de algarrobo (esta última para evitar la humedad del ambiente).

Los higos secos han sido un alimento básico en la dieta de los habitantes de Formentera, sobre todo en las épocas donde hubo escasez de comida.